domingo, 26 de diciembre de 2010

Muerte en Navidad


Espero
puedas leerme,
son mis últimas
letras.

Decidí
morir en Navidad.

Espero
no te moleste
mi descortesía,
mi arrogancia
y mi ego.

No soporto más
este mundo
sobre mis hombros,
y elegí
la cobardía
antes
que el triunfo.

Ya no puedo
enfrentar
la cotidianidad
de sufrir
porque es
parte de nosotros.
Estoy cansado
de mirar al sol
solo para quejarme
de él.
Estoy harto
de la muerte por
odio (y amor).

La idea
de pensar
que pisar cabezas
es progresar,
me dejó
exhausto.

La única manera
es huir
de la mejor forma.

Estuve
pensando
mucho
en
como
matarme:

El disparo
en la sien
me conmueve
y cautiva,
pero
hay una posibilidad
(aunque sea remota)
de no ser efectivo.

Pensé en
el suicidio
del salto
(Desde un edificio, hacia un tren, etc.)
pero sabés
soy muy cobarde.

Decidí la más
dolorosa
a mi entender,
el harakiri,
y pagar físicamente
por las lastimaduras
que me quedan
por cicatrizar.

Me gustaría
no llores por mi
ausencia,
debes seguir adelante
sin mí.

Recordando la dicha
que vivimos
y que no soporto.

Espero
sepas entender
porque muero.
No porque ya no
quiera vivir,
sino porque la vida
me pesa mucho.

La cuchilla
atravesó
mi estomago,
siento el ardor
en mi alma-

La sangre cae
a chorros
sobre el piso.

¿Así se siente la vida
en un solo golpe?...


Teodoro Duarte

jueves, 23 de diciembre de 2010

Sueño con ella.






Un incierto de gente
nos divide
en el opaco mar
de la noche en Niceto.

El escenario irradia
una luz verde,
mezclada con tu voz.

El sol está ahí
y yo lo veo en mi noche.
Llamas prendidas en vida
y el sonido que nos traspasa.

El fulgor nace
en tus labios,
destellos de creciente
omnipotencia
transcurren en el aire.

Bosque cruel
eterno laberinto rítmico.
Y para ella no soy
carne.

Sonidos al viento
día y noche.
Somos todo ello
mientras nos sostenemos
en la nada,

pasan aplausos y gritos
por mis oídos agraciados.

Ese eterno momento
llega hoy,
lo estoy tocando.

Es hora de amanecer,
de noche,
donde tu voz es el día
y mi néctar,
el lucero del alba...


Teodoro Duarte

martes, 14 de diciembre de 2010

Dame un beso más...


No tengo nada para ofrecerte,
más que las alturas.
No es por alardear,
pero sé volar
por arriba del ocaso.

Es hora,
el sol ya cayó
y calló.
Nos dejó oír
como terminaba de amar
nuestra mañana.

Es hora,
todo muere
a nuestro alrededor
para renacer mañana
invicto.

Es hora,
ya dejamos
que nuestra desnudez
caiga encima
y nos haga tan fluctuosos
(Como solemos ser).

Es hora,
quiero todo de vos.
Quiero la guerra de tus labios,
el sol que emana de ellos
y no quema,
la lujuria de sentirte mía,
el suspiro eterno de tus ojos.

Es hora,
las puertas de la percepción
deben abrirse
y para que entre mi luz de día.

Hoy solo te pido eso,
un despertar
sin la exageración
de los otros días...

Teodoro Duarte.


domingo, 12 de diciembre de 2010

Aquello a lo que le tememos...




Soy aquel
que escribe a la suerte.

Aquel que le teme
al amor.
Ese que no sabe amar
sin carnalidad
y exclusividad
dentro de la noche.

Soy el que va sintiendo
sin sentir.
Amando sin cerrar
los ojos.

Ese que convive con la hipocresía
de ser yo mismo,
y no quiere dejar de serlo.

Soy el que juega
con sentimientos
hechos trizas
y desorientados.

Soy la puerta
al paraíso, y la puerta
al infierno.

Soy lo que divide
lo mundano
de lo trascendente.

Oscuridad que se vuelve mugre,
lodo que hace musgo.
Esa oscuridad soy yo.

Soy todo lo que no me gustaría ser

Y al recaer en mi
pienso
en cuantas veces veo
directo al sol,
sintiendo su resplandor
en mi cara,
mis conclusiones
son obtusas y
me dejan vacío.

La vía sigue debajo
de mi tren,
estoy cerca de casa,
y ya no sé si quiero
volver a ser yo...

Teodoro Duarte

viernes, 10 de diciembre de 2010

Tu sexo

Probablemente te canses de mi
y mi creciente soledad.

Quizás te hartes
antes de empezar a sentir,
antes de rodar juntos en un turbio mar.
Antes de soñar que me pierdes,
me perderás.

Tú abismo es mi hogar,
mi lecho,
mi sol,
mi humanidad.
El reflejo de mi espíritu en la eternidad.

Esperas más
de lo que yo puedo ofrecerte.

Te haces carne con tu deseo
y el anhelo de tenerme entre tus piernas
aferradas al incesante latir
que impulsa tu sexo.

Tus ansias tocan el piso
y no sabes cuando van a ser correspondidas.
Dejas caer hasta la más minúscula
pesadilla, esa que te hace mortal.

Te haces día en mis noches,
para pasar desapercibida
por el manto de mi visión
y te hago sombra, me vuelvo nada
para vos, dentro de vos.

Dentro de vos soy eterno,
somos carne destrozándonos.
Somos presente en la piel del otro.
Somos aquello que deseamos y se ira
en un instante después del alba...


Teodoro Duarte