lunes, 26 de diciembre de 2011

Ahí nos encontraremos

Vimos caer el sol
mientras aún eramos jóvenes
y en los jardines ardían recuerdos
aspirando vidrios rotos de espejos inexistentes
dejándonos consumir por despertares.

Ahí, donde explotaban nuestros ojos,
reencarnaremos al vernos fijo y sentirnos.

El cielo reventaba en nuestros alrededores
haciendo que la danza cósmica se vuelva materia,
inyectando el perfume en la tierra
donde nos posamos para ver todos los destellos
del sol que muere en nuestras cabezas.

Sentimos todo aquello que pasó alguna vez
y lo alejamos para estar invictos de contaminación
mientras recorremos nuestra piel con la lengua llena de azúcar
recorriéndonos, saciándonos de sabor, esparciendo saliva en cada centímetro
hartos de calor y excitación
resurgimos en el ser, donde nos volvemos íntegros.

Ahí nos hallamos, en la espesura del universo...


Teodoro Duarte


martes, 8 de noviembre de 2011

Poema a mi asesino. Un suicida

Un hombre me apunta
con su revolver,
temblando de excitación,
haciéndose responsable
del universo de mi ser.

Un hombre manipula un arma,
cegando su respirar
colmado de euforia,
mientras amenaza a insultos
creyendo que mis lágrimas
son de temor,
sin saber de mí
y mi azarosa existencia,
de su dicha
al sentirse supremo
por jugar con mi magra trascendencia.

Mas si fuera atravesado por esta bala
certera, y sucumbiera ante su encanto,
dejaré el aire infestado
por un grito horrible
que se propagará
dejando rastro de mi clamor;
dando significado a todo aquello
que me mantuvo en la nada
donde me habitué
y me hice carne del vacío
cual pérdida, cual desaparición,
como si todo fuera, indudablemente,
a desaparecer cuando dejemos de sentirlo.

Recordándonos solo al despertar
y siendo parte del mismo agujero que habita mi humanidad
al verme tan próximo a mi muerte.


domingo, 6 de noviembre de 2011

La vaga idea de la existencia pasatista (Corregido)

Me siento un tanto enfermo, y apático hacia estas sensaciones. Tengo congestionado mi pecho, necesito poder respirar. El humo de mi cigarrillo cae pesado, haciendo que el aire se torne más denso.
Tengo el control del mundo en mis manos, miro por una ventana. Veo hacia la calle, mi cabeza inclinada llena de gotas de transpiración ocasionadas por la fiebre, veo como la vida transcurre como un círculo ovoide y sin uniones. Las gotas otorgan el frío que necesita mi cuello. La gente en las veredas se está acarreando a empujones. Se comportan como bestias, e inclusive, como una especie de animal solitario que necesita apurarse para que su presa no termine de pudrirse ante el sol de un cielo africano en el medio de la nada.
Las calles se colorean en un naranja propuesto por el sol cerca del asfalto, otorga a mi visión una llama amarilla sobre las pupilas inherentes, que se posan sobre mis ojos cansados de aniquilarse desde adentro.
Los transeúntes se me hacen muñecos que circulan con un vaivén frenético, entre zigzag, que experimentan para no pasarse por encima.
Siempre me pregunto por qué no conoceré la cara de la persona que me trae la comida, puedo ver su silueta pero su cara me es ajena. Camina hacia mí, como si me mirara, pero no la veo. Incluso intento tocarla, sé que es ella, su silueta lo demuestra, pero nunca he podido. Desde que estoy acá lo único que hago es experimentar un hermetismo unipersonal, no me deja vivir. Las puertas, están abiertas, yo lo sé, pero mi cuerpo pertenece aquí. No puedo saltar por la ventana, no existe más que el vacío bajo ella. No quiero que el sol llegue a mí sin pasar por estos cristales, lo neutralizan para que no pueda quemarme.

Reconsidero que es más fácil vivir sin amor que morir sin pena. Esta pieza de cemento tiene todo lo que yo necesito, mi alma es prisionera ante la belleza de una mujer. Se instalo allí desde el día en que pude dar con su humanidad, creo que nunca podré mirar al sol sin percibir su presencia.
Necesito conocer a la persona que amo, no puedo salir ni ella entrar… ¿Como haré? Es tan oscuro el placard cuando uno lo mira desde adentro. Incluso si saliera, cómo podré comunicarme con ella. No recuerdo si alguna vez me comuniqué con alguien.

Yo se que si salgo de esta habitación, el mundo que yo considero, va a desaparecer. Todo depende de mí, tengo que seguir observando para que ella no desaparezca y las cosas sigan su rumbo. No puedo dejarme vencer por un sentimiento tan primitivo como es el amor. No tengo que dejarme vencer por nada. Necesito que este mundo siga con vida y ellos dependen de mí, ella depende de mí…

jueves, 27 de octubre de 2011

Resurrección

Esta será la última vez
que los pájaros devoren
nuestros cerebros.

Será aquella noche
tu último suspiro de vida
cuando gozabas de una triste lágrima
devenida en años de ilusiones arrancadas
por la sombra rosácea que te persigue.

Te cae el tiempo en la cara
inspirando cada oculto deseo de suicidio.

Buscando alimentar de la sonrisa ajena
instaurando todo lo que te hizo feliz
en una simple sonrisa vertical
que se derrite por un cuello gastado de mordiscos.

Las plumas te fueron extirpadas desde adentro
con el hálito cálido de la sangre endeble,
y mientras caías, rasgando el cielo
soñabas no sentir nada, para que no duela.

Doliendo desamores llegaste al suelo
anhelando ser amado un segundo
y poder sentirlo como propio...


Teodoro Duarte

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Buscando el cielo eterno

Una sonrisa cae a pedazos
sobre un suelo
gris
de asfalto
cansado de latir
desesperanzas.

Un septiembre rojo
empaña toda lágrima
que vuela
al viento
y se hace carne de súplicas.

Una y otra vez empujamos
nuestros cuerpos,
cansados de tanta metrópolis encima,
buscando llegar
cinco
minutos
antes
para poder idiotizarnos
frente a la pantalla.

Queremos comer asados
(Todos los putos días, anhelamos ser diferentes)
olvidándonos de todo aquel que se deja sentir.

Llega la noche y los miedos...

Miramos el techo,
al lado de una persona que no sabemos amar.
Otra vez
vuelven los recuerdos de infancia
y añoramos en silencio
la juventud que perdimos hace tiempo.

Sentimos que todo se desmorona en nosotros.

Deseamos, antes de cerrar los ojos
no despertar jamás y
al fin llegar al cielo que tanto ansiamos.


Teodoro Duarte.




jueves, 8 de septiembre de 2011

Barro sobre su boca sangrada.

Una sonrisa abierta en resurrecciones
parte la cara de Ilario Zamora
y lo envuelve de velo azul.

Un suspiro negro
será el último en su letargo
de vida austera como pocas
enfrentando a la inmundicia de ser pobre.

Marcada su cara en años
limosnas esquivadas,
la noche que lo conmueve en pena,
siempre siendo un paria hasta para amar.
Hasta amando se refugió en tierra.

Y sus manos son pies en el sueño,
haciéndolo conforme del pan de cada día
que un dios muerto le promete constantemente
cegándolo de sensaciones libres y auténticas.

Todo en su vida lo hizo perderse
en oscilaciones,
por no decirle pensamientos estúpidos.

La tierra en su saliva ya se hizo barro
de tantas masticadas dejó atrás lo dulce,
encontrándolo de lleno
con todo aquello a lo que teme...


Teodoro Duarte

martes, 6 de septiembre de 2011

Ave fénix

Sus manos vuelan
en fuego
en la noche llena de chispas,
que se poza sobre nuestros cabellos.

El aire se hace ceniza
en aguda sintonía
con el fervor de la tierra roja
en llamas revestida.

Y esa luz que ilumina nuestros rostros,
el arquetipo de nuestro sentir
fluctuando en el limbo.

Caen plumas naranja
sobre tus pies
y al tocarlos se vuelven polvo
del olvido.

Vemos su vuelo
rasgando el cielo eterno,
replegándose sobre nuestras cabezas
y su inmenso cuerpo
consumido de belleza.

La materia se hace parte de los sueños,
una estela prende fuego el aire...



Teodoro Duarte



martes, 30 de agosto de 2011

Mutaciones, inecuaciones.

I

Te juro Doncella mía
(Y tan tuya)
los ángeles cogen
y lo hacen de forma maravillosa.

Saberte tan cercana a ellos
hace de mí un torrente de suspiros,
transcurriendo ambiguamente
como aquel pájaro
que intenta surcar los cielos siderales
y nadar en el espacio.
Desnudo en su integra alma.

Tus cabellos rubios son mis alas,
que se agitan altivas en su magia
y nos volvemos aire, reencarnando.
Brotamos sonrientes en el verde
¡Estamos vivos, Amor!

II

Alcanzamos las estrellas
en el roce crítico de nuestras pieles
llenas de perfume sexual.

Volvemos al mar donde
nacieron ocasos despertares, luminosos
que nos frecuentan en la noche
mientras las sábanas hacen de cielo
y nos transforma en peces
volando dimensiones plegadas
en cada centímetro de nuestro Ser.

Cediendo obsecuentemente
ante lo sutil de los gustos nuestros
desalineados sobre los que navegamos
ritmos imantados

Quebramos distancias cortando el aire,
naturalmente nos llenamos de ansias
y caminamos, sin sendero, en la oscuridad...


Teodoro Duarte.

lunes, 22 de agosto de 2011

Te amo y ya no sé

Insurrecciones
bifurcándose
en el lapso solar
cuando soñás
ser algo más que un mundo,
lleno de esperanzas vanas
que no llevan a nada
más que al hecho de existir
magramente.

Recorriendo historias
que persiguen
y te hacen invicto.

Odio de ser esclavo
de sensaciones oscuras
y es tan puro su andar
que no juega con ser libre
(hace rato que lo es).

Hoy el día es tan nuestro
que Dios se olvida
de reclamar clemencia.

Te amo y ya no sé
si el mañana es materia
cuando nos revolcamos en el limbo
para creernos santos
sin alas.

Estamos tan lejos
no creo poder besarte

en el sol estrellaré mi rostro
lleno del hollín de la noche inundada de polvo...


Teodoro Duarte

martes, 16 de agosto de 2011

Respirar

Dedicado para Amaru, el hijo de Javi y Vane.

Nace inmerso
en un mundo oscuro,
la sangre tiñe todo su ser
y lo inunda de humanidad.

Su llanto es alegrías
y sonrisas en los observadores
partícipes de tal divinidad.

Un haz de luz que invade su cara
y se hace parte del día,
jugando entre bosques de risas
buscará el sol que brille en sus ojos.

Soñará con despertares sedientos
abrigado con el calor de los brazos maternos,
sabiéndose libre y gustoso.

Hoy es parte del mundo,
se hace carne de sensaciones,
es la materialización del amor,
hoy es la exaltación de la alegría,
es parte del mismo respirar...


Teodoro Duarte





domingo, 7 de agosto de 2011

Consejo de Domingo

Si pudiéramos saber qué es lo que verdaderamente somos, y seremos, existiría alguna posibilidad de elección meditada mirando hacia diferentes espectros de nuestra cotidianidad. Todo sería visto de una manera más vertiginosa, también. Me pregunto -siempre- qué pretende la gente al esperar saber la respuesta de lo que se propone a desarrollar, lo que quiere hacer, lo que siente y cómo el tiempo hará con ello algo que pueda servirle de alguna manera. No sé si tiene algún sentido proyectar desde ese punto, incluso creo que es una idiotez dejarse llevar por una predestinación.
No puedo dejar de pensar en los que hacen y actúan sus vidas en base a estos aconteceres, no puedo admitir que lo que los mantiene en pie es un pensamiento netamente abstracto e irregular, con vistas hacia el futuro, como si mirando fijamente pudiéramos saber qué es lo que verdaderamente nos espera. Prefiero luchar en el momento en el cual me encuentro, más esa es la única manera en que podemos vivir la realidad. Todo lo demás recae en un mundo efímero, un mundo sin peso específico, un mundo que no lleva a nada más que mirar sin accionar de alguna manera.
Puede que sea un tanto absurdo al calificar a los que ven hacia el futuro como cobardes, pero creo que eso es lo que son. Aquellos que no pueden vivir la realidad, por elección personal, deben ser llamados de esta manera. Y no creo que exista otra forma, o una justificación, que pueda salvarlos de dicha denominación.
Todos podemos insistir en la forma en lo que las cosas se nos dan a cada uno, y de ahí podemos intercambiar experiencias para poder enriquecer lo que suponemos que está haciendo a una vida cargada de saberes y experiencias que nos harán personas de bien, viviendo una vida correcta.
Hoy siento que estamos equivocados cuando requerimos de esos consejos, cuando necesitamos la mano amiga en la espalda que nos haga saber que nosotros no estamos errando cuando vivimos, pero ¿Quién sabe como se vive mal? ¿Quién puede mitigar sobre nosotros y terminar aconteciendo una idea que sea universal y particular?
Nada de lo que creemos es lo real, todo lo que podemos hacer es vivir lo mejor posible, sin pedir consejos a nadie. Vivir, esa es la idea.
Hoy somos "solo", letras se cierran en eso. Debemos mirar nuestras vidas, debemos actuar porque en ella existimos para vivirla. No busques en mí un consejo o una palabra amiga, yo intento vivir como lo hacés vos.

sábado, 6 de agosto de 2011

La ciencia del sentir

Transformaciones
se rompen en tu alma
cuando el sentir
se hace parte del desasosiego
aniquilando toda lágrima
despedida hacia el universo

y somos tan ingenuos
aún suponemos pensar y sentir
aún suponemos que seremos
quienes queremos ser

Todos es parte del infinito
Todos somos parte de ese mar de sentires
Todos somos nada para el otro.
Todos estamos unidos, somos eternos.
Todos somos todo.

Cuando uno elige, sabiendo
de la existencia del otro,
estamos haciendo las cosas correctas

Siento que la pluralidad hace las cosas más hermosas...







lunes, 1 de agosto de 2011

Mañana

Todo supone que el día posterior al que estamos es el futuro, todos suponemos eso por lo menos.
Juan Uriarte pensó el mañana de una manera diferente. Creyó y lo puso en todo su cuerpo como algo que pertenecía al momento en el cual está viviendo, y negó todos los tiempos verbales. Se quedó únicamente con el presente.
Desde ese momento Juan no deja de ver por su ventana, esperando que alguien venga a buscarlo.

domingo, 31 de julio de 2011

Solo, un hombre

Un hombre que ya no es parte del decorado
Un hombre que ríe con los ojos vacíos
Un hombre que destruye sus zapatos con el asfalto caminado
Un hombre que dejó de creer en Dios
Un hombre que sigue parado porque no siente los pies
Un hombre que nunca fue amado
Un hombre que arroja piedras hacia atrás para no golpearse
Un hombre que viaja solo
Un hombre que es sólo un hombre
Un hombre que no sabe jugar
Un hombre que intentó morirse y no pudo
Un hombre que corretea su vida deteriorada
Un hombre que nació hombre
Un hombre que no tiene pupilas de tanto llanto
Un hombre que morirá pronto
Un hombre que no conoció a nadie
Un hombre que sabe su nombre y su apellido
Un hombre que no conoce colores
Un hombre que alguna vez vivió mil experiencias
Un hombre que no sabe expresarse
Un hombre que está llegando a destino
Un hombre que nunca creyó en los cuentos de hadas...

martes, 26 de julio de 2011

Simpatía nocturna

Las hojas que rozan
el aire se escapa
de su altiva luna
que muere roja
en la noche

Diosa porque quiere
se hace carne
de algunos forajidos
que buscan ser dueños

de campos eternos
llenos de ocasos

búscame el día
tras la tarde
hecha polvo distante

se esparce por tus labios
rebozados de néctar
culmina el sueño
y te vibro anaqueles

brillantes rocas
en tus ojos
que fuego hacen
en tus adentros
extraños sentires
oscuros presagios
estando lejos
te veo
te veo
Estamos vivos.

sábado, 16 de julio de 2011

Desnuda y puta

Desnudase
dejando ver toda aquella pureza
que la hace santa,
abriendo su piernas muestra la gloria
camuflándose en pelusas
y letras desterradas.

Abrigase con la desmesura
de una recitada inconclusa
desbaratada por el alcohol
de algún promulgador idiotizado.

Y ella queda invicta
ante la muchedumbre que la observa
desangrándose por los poros
mientras todos comen su carne
simulando erudición.

Todos quieren lamer sus tetas blancas
con gusto a cielo, desean poseerla
con la belleza intacta

todo la perturba, y la hace puta.

Cuando las bocas sucias se callen
su néctar se perderá en el aire
inocuo cual despertar
efímero, noctambulo
dejando atrás a todo aquello que soñó
y no quiso.

Ellos hablarán como si supieran
lo sucedido
intercambiando frases
mezcladas con humos
para poder nombrarla
en una simple palabra...

Teodoro Duarte

viernes, 15 de julio de 2011

Un hombre que llueve, Gris.

Una página
de un libro antiguo
arrancada en sangre,
oxidada por lágrimas
de un elocuente
observador morboso,
que ya tiene el cierre bajo
y la mano jugueteando sobre su rodilla.

El día latiendo a su alrededor
con el suplicio de un corazón
devastado por el tiempo
y desamores, lloviéndolo por dentro.

Su opaca forma de percibir
lo hace sentirse neutro y "normal"
(Suponiendo que eso pueda llegar a ser algo),
y lo empuja hacia un vino berreta con gusto a moho
al que toma con gracia desbaratada.

Somnoliento,
desamparado,
vida hostil transitada,
y es una silla vacía frente a la ventana.
Es esa mañana que nace nublada:

los pastos mojados,
los colores resaltados,
las personas caminan cabeza a gachas,
las calles apestadas de barro.

El sufrimiento es una plaga
en él, que los días son penumbra
y un "quizás".

Los días le llueven parejo
cuando no sale de su habitación
nada se mueve, todo estático.

Algún día pensó en terminar con todo
lo que soporta, quiso salir a la calle,
y nada lo llena de fuerzas.

La lluvia lo corroe por dentro...


Teodoro Duarte.


martes, 12 de julio de 2011

Caballos en la neblina

Esta poesía nace a partir de un incendio en las zonas aledañas a mi casa. La noche fría se había puesto sobre el cielo, se veían las estrellas, pero con el paso del humo se iban escondiendo. Salí a la vereda de y noté el cielo espeso. El aire colmado de ruidos, ladridos, sirenas y no sé cuanto sonido alarmante más. Miré algunas veces más, buscando alguna señal que me lleve al lugar del incendio y lo que pude percibir fue el humo introduciéndose en la niebla, creando una escala de grises con la densidad única que nos da la humedad.




Una sirena agonizante
parte la noche repleta de niebla,
fría, obsecuente y atravesada como por una flecha.

Violentamente salta el autobomba,
despedazando partes del asfalto
con su sirena agonizante
intentando llegar al destino a tiempo
llevando consigo las miradas atónitas de los transeúntes.

Esperanzas hidráulicas
se apoderan de nuestras lágrimas
mientras el hedor a humo
se entrelaza con el aceite derramado,

oxigenado,
atascado de sensaciones magras
buscando algo en el cielo que me llene de estrellas.

Llantos se escuchan,
con el latir prolongado del silencio.

Cielo, gris, negro blanco,
negro y blanco,
negro.
Blanco. El aire rojo.

Gritos traspasan la carne,
disecando el sonido
que reside en nuestras caras.

El fuego incendia en totalidades,
calienta los huesos
y quema la sangre.
La respiración se agita.

Imágenes displicentes
haciendo en reencuentro gris
con la emancipada cara del frío que nos invade
dejándonos marcados con el fuego
que recorre con su fulgor por nuestra visión.
Hoy somos caballos,
mirando hacia adelante,
mirando el punto
en el cual vemos sumergiéndose
el humo negro en la densa noche.

Un momento más
tirado de los pelos hasta el cuajo,
los bomberos llegaron a tiempo.
Una familia, a partir de ahora,
dormirá en la calle...

Teodoro Duarte.


miércoles, 6 de julio de 2011

Participá de la Revista.

¡Atención! Comenzamos una selección de textos (poesía, relatos, etc.) para publicar en formato papel de manera mensual. Esta publicación se distribuirá en distintos eventos culturales y se enviará gratuitamente a los autores publicados. Dicha selección estará a cargo de Danilo Zárate Pacheco (Autor de este blog) y Matías Berrondo, autor de los blogs Las bocas de la voluntad y El Guacho Martín Fierro

Podés enviar tus textos a infiltrame_nectar@yahoo.com.ar

Si querés podés adjuntarnos la dirección de tu blog o sitio y una mini biografía para que sean incluidos en la publicación.

La participación en esta publicación es gratuita y no consiste en ningún tipo de publicación cooperativa ni nada por el estilo.

Cualquier consulta realizala a nuestro mail o acá mismo por los comentarios del blog

Gracias.

domingo, 3 de julio de 2011

Borrachera trascendental.

Vayase en la noche
bajo el silencio de las montañas,
inclinándose para no ser visto
por los ojos de la luna.

Tome el camino más oscuro
y no dé dos veces el mismo paso.
No mire hacia atrás.

No deje de mirar el suelo,
todo llamará su visión
y usted será atraído.
Lobos perseguirán su carne,
usted desesperará
y llegará el sol.

El sol derretirá sus lágrimas,
hervirá su sangre y lo hará parte del día.

Se convertirá en luz,
irradiará con la fuerza de la vida
y despejará de toda impureza.

Entonces pasarán años por tu rostro,
creando surcos de madera,
donde tus llantos crearán ríos.
Esparciendo toda la sal por tu cuello
intacto de placeres,
ahogándote en la misericordia
contracturada de un Dios infiel.

Vivirás muchos años
estático entre la maleza del bosque,
no tendrás escapatoria
en aquel momento, ni siquiera en éste...


Teodoro Duarte

miércoles, 22 de junio de 2011

Colores

Me siento inmerso en una calle gris
decorada de caras grises, pintadas de colores
que buscan mostrar la irracionalidad que tienen los demás a la hora de existir.
Y son artífices de una existencia magra, escueta, llena de telarañas,
creyendo en un ente invisible (Fuera quién fuera) que los seca por dentro,
y deja surcos en sus caras desgastadas por los años de tragedia.

Veo como repelen sus sentimientos innatos, como queman sus pensamientos
con maquillaje, ropas y quién sabe cuanta insatisfacción procedente del afuera.
Intentamos conceder una pieza de la canción interminable a alguien que creemos amar,
descreyendo en el amor, sin saber qué es lo que verdaderamente sentimos
ya que lo que nos hace personas de bien (Si se quiere de esa manera) hacer todo por pensar,
y hacer, lo mejor posible, para poder ser quién nosotros añoramos.
¿Y si fuera que todo está predispuesto para que nosotros hiciéramos
para poder ser, dándole una forma más destinataria a nuestra vida,
a la cual nos vemos apegados sin la oportunidad de escapar a todo ello?
Quisiera poder refutar todo aquello, e idear concepciones más intrascendentes,
sé que no puedo, yo soy esto, la parte oscura del cuarto donde vivo. Eso soy.

Soy parte de aquellos estrategas que están en la tercera fila, que dejan su vida
inmersa en papeles y solicitadas de aquellos que mueren por un mundo nuevo,
masacrando toda aquella valentía que nos une con el vientre materno.

No puedo dejar de padecer de alegoría, la alegría que me otorgan las letras
es casta ante la nostalgia que, a la vez, me causan cuando sus mares de sentir.

Y sigo siendo parte del mismo deseo:
Ser aquella persona que intento,
y que escapa entre los dedos del ocaso.
Para estrellar contra la nada,
esa nada que nos caracteriza
y nos hace parte de su todo, lleno de nada
sin dejar de ser más que un enmarañado de circunstancias
inhóspitas sin relevancia.

Dejamos de soñar,
decepcionados
por
la
pérdida
de todo
aquello
que deseamos
y se nos hace
parte del aire,
y nos dejamos morir,
resecos,
inhalando el polvo
que expelemos
y se nos escapa.

Veo como pasan aquellos vestidos de colores,
haciendo que el gris pase desapercibido.
Haciéndome un observador obsecuente, lleno de lágrimas en el pecho,
rogando no morir jamás por miedo, renegando de mi vida insignificante...


Teodoro Duarte.



miércoles, 8 de junio de 2011

El arte es perderme en tus ojos.

El arte es todo aquello que hace enfatizar nuestros sentimientos: Es eso que pone a descubierto nuestra valentía, y por demás la cobardía que nos representa.
El arte es el artífice sumamente necesario al cual nosotros recurrimos cada vez que intentamos hacer que el mundo acarree, unos segundos, el peso de nuestros amores -Aquellos que tienen éxito y de los que hablamos- y se haga cargo de nuestra existencia maltrecha, en busca de magia afectada por una cotidiana costumbre de romper nuestros sueños -al igual que nuestros cuerpos- por un sueldo que no paga la céntima parte de todo aquello dejado en el camino.
El arte es el grito seco, dubitativo, que recorre nuestra mente, y la enceguece de amor y deseos: Eso que la hace libre e infeliz.
Reconozco ser un tanto fatalista en éste momento, el arte también es eso: Convirtiéndose en la necesidad de sentir ese duelo eterno que se lleva nuestra esencia magra. Es el amor que se hace carne, es la diferencia entre el día y la noche, es el tener nada y no tener todo.
El arte es el beso tierno a la persona querida, mirando a los ojos, perdiéndose el uno en el otro; dejando correr el tiempo sin la necesidad de buscar excusas.
El arte, mi hermoso ser, es todo lo que hago por ser feliz.
El arte es ese sentir que puede no sentirse...

Teodoro Duarte

martes, 7 de junio de 2011

Lejos de mí.


Tomé su cara,
yacía en el suelo,
mirando hacia ambos lados -izquierda y derecha-
la posé sobre mi faz.

Busqué un espejo
donde verme,
en donde reflejar aquel rostro
que no me pertenecía
y que en este momento
daba otro aspecto a mi ser.
Quedé totalmente anonadado al verme,
ya que era otra persona con mi cuerpo.

Luego del reflejo intenté liberarme
de aquel encierro.
Como es lógico, no pude hacerlo.
No por la mascara que tenía sobre mi ser,
sino porque ya no quería sacarla.

Cualquiera puede verme así,
tengo que escapar lo antes posible.

El arte es algo hermoso, me dije.
Di la vuelta, tomé mi cámara
y fotografié a la victima en el piso.
Las fotos eran hermosas, mostraban
la muerte. Estaba allí.

Guardé todo en mi mochila,
inclusive mi nueva forma facial,
y corrí calles abajo, intentando taparme
lo mejor posible.

Llegué a mi casa consumido por la excitación,
la adrenalina, el sudor. En esta época del año
el frío se come los huesos.

Me dispuse a arreglar todo y confeccionar
mi nuevo ser. Con una mascara.
La limpié bien, cosí meticulosamente
los bordes, y la dejé sobre la mesa.

La curiosidad me invadió de repente,
quise saber como estaba el fallecido.

Entonces empecé a dar vueltas,
la habitación se me hizo angosta,
mi pecho comenzó a cerrarse,
de mis ojos caían lágrimas.
Me faltaba todo en este momento,
sentí la muerte palpando mi espalda
y un dolor (Con la velocidad de un rayo)
apareció en el costado derecho de mi torso.
La desesperación se apoderó de mí,
algo estaba muy mal.

Algo me hizo recordar el cadaver,
una y otra vez.
Era obvio, cuando yo vea en mi cámara
descubriré que el muerto soy yo.

Entonces, intenté recordar la cara,
la busqué por toda mi casa y no estaba.
Nunca estuvo.

Fui al espejo, mi última salvación,
ya no está (mis recuerdos se volvieron
tan rápidos que se hicieron presente),
todo lo que reconozco son mis pies,
no puedo ver mis manos.

El día se acerca y estoy sumergido
en un lugar oscuro.
Estoy lejos de mí, ya no sé quién soy.

El tiempo llega tarde para los suicidas...



Teodoro Duarte

miércoles, 1 de junio de 2011

Y si todo fuera fácil, ¿Dónde chocarían las ovejas?

Tomé una sustancia extraña
que me hizo creer Superman,
ese tipo con traje azul y rojo.

A mí nunca me gustó Superman,
siempre creí que era demasiado fuerte
para un mundo
que lo veía romper su belleza.

Quise escapar de esa realidad absurda
en que Superman se apoderaba de mí.
Ni siquiera las máscaras me tapan la cara,
sin resignar lo que verdaderamente soy.
Ahora soy Superman.

Y dejaré pasar el tiempo, quizás
luego despierte y sea yo nuevamente.

Ese que está detrás del otro hombre soy yo,
aquel que no sabe pactar con el demonio
y reza llorando porque Dios aún no lo escuchó.
Soy ese que todas las mañanas despierta
desesperanzado.
Soy ese que cada vez que amó
no entregó nada, y se quedó consigo mismo.
Soy la sátira de algo que pudo haber sido hermoso,
lo siento mucho.
Soy ese vagabundo que terminó prendido fuego,
soy ese perro muerto en la estación de Merlo
con los ojos abiertos, y el ruido que hay en él.
Soy lo que desapareció de la realidad
y volvió a ella, chocando con Susana Gimenez
dentro de un universo subalterno
lleno de bailarines y cantantes.

Soy todo aquello que escupe hacia arriba,
soy esa escupida en el aire
a punto de impactar sobre mi cara.
Soy la nostalgia de tener un trabajo
y asistir todos los días con la mejor cara sonriente.

Soy ese que no mueve las cosas con la mente,
soy la parte oscura de mi habitación.
Soy el verano que explota,
el invierno que congela,
el muerto y el asesino,
el día y la nada,
(¡Hoy es tiempo de ser otro!)
y la noche llega.

Me acuesto en mi cama, creo,
mirando hacia la nada,
buscando algo en el techo que me mira.
No encuentro nada.

Quisiera no despertar nunca...


Teodoro Duarte

martes, 24 de mayo de 2011

Fuego bajo la lluvia.


Soy parte de esas gotas
que caen
y aniquilan el suelo.

No me veo diferente a ellas.

Siento que aún
no entendemos nada
y elegimos sin saber
que es lo que pasa.

Veo esas hojas arder
en llamas azules,
rojas y verdes,
consumiéndose de más.
Y soy eso.

El suelo,
de barro ya,
hace que mis pies patinen
y mi cabeza
esté más cerca de la tierra.

La lluvia ablanda todo
lo que abraza,
y nos hace parte del decorado.
Los colores viven su fuerza.

La lluvia cesará
al igual que el fuego,
sólo quedarán las cenizas,
nosotros y algunos colores...


Teodoro Duarte

lunes, 23 de mayo de 2011

Bombas

Es hora de implotar
querida,
pasó bastante fulgor
y nos dejó secos.

Ya nada va a ser tan cruel.

Llorá en mi hombro,
mañana quizás no esté.

Las bombas caen por doquier
sin rozar nuestras cabezas,
las ramas de los árboles caen
la tierra arde.

Arriba de esas nubes de pólvora
está el cielo,
no dejés de mirarme,
es la manera
en la que puedo escaparme.

Más me animo a mirarte
sin decir palabra.

Hoy la luz no ilumina,
las bombas lo hacen...

Teodoro Duarte

martes, 17 de mayo de 2011

Se suicidó un poeta

Murió un poeta,
no resistió más el mundo
y el peso del sentir
que lo agobiaba.

Un poeta se asesinó
dejando atrás a todos aquellos
que lo querían,
que lo admiraban,
dejó atrás todo aquello
que lo hacía parte del montón.

Hoy lo lloran los demagogos,
aquellos que no lo sintieron jamás,
juntándose para comentar lo sucedido

Un tiro en la sien y fin de la trama,

nacían esas palabras de cada uno de ellos,
viendo a la muerte como algo lejano y vulgar.
Ellos comen su carne sin dar mordisco alguno,

Se suicidó un poeta,
en su casta vida escribió bastante
(Según dicen, ¿Quienes?)
y no dejo marca de lo que fue.

Solo se sabe que murió un poeta,
todos lo lloran,
se voló la sien de un disparo


Teodoro Duarte

domingo, 8 de mayo de 2011

Tres personas

Soy ese animal al que le temés tanto,
cuando salís a la calle y la luna juega a ser estrella.
Soy todo eso que repudiás,
que te hace sentir lejos de tu mundo.

Y vos que estás ligado al mundo
con tu puto traje oscuro,
lleno de finos detalles e hilos,
que te hace llegar a los lugares que yo no conozco
y que no me interesan.

Vas pisando cabezas
sintiendo el sabor a sangre de los caídos,
lo que fuiste vos y lo que somos todos.

Y esas niñas hermosas ríen
de tu rapidez al amar,
ríen y se desgarran en tu polvo precoz.

Despertás angustiado,
esperando llegar y demostrar tu enojo
con algún boludo de turno,
que no tiene nada que ver con vos
y lo hacés parte de la causa.

Luego de un día lleno de rojos y furia
estás cansado, con ganas de volarte los sesos.

Amás tu forma escueta de vivir,
quizás sea porque es lo único que tenés
y te aferrás con fuerza a tu destino,
sabiendo que el mañana te espera
sin augurio ni buenaventura,
esperás la hora de tu muerte
deseando que haya
más de tres personas en el funeral...

Teodoro Duarte

sábado, 23 de abril de 2011

Alguna vez

Perdiéndome vine a encontrar
aquel vacío que me llenaba de expectación
y me orillaba
en la ladera más alta
de mis recuerdos transeúntes.

Recorriendo las migajas del destino
inventé
más de una declaración
absurda
contra el universo, en el cual yo me poso
para poder expulsar
mi alma a la nada
misma.

Intrascendente es el paso del tiempo
sobre mis ojos, llenos de magia,
que viajan en el aire
y se hacen parte del tiempo,
quizás. Nadie puede explicar
lo que ahora fui desarrollando,

cada vez estoy más alejado
de los extremos y me siento
el artífice de los actos más macabros.

Sé que más de una vez volví a crear,
y a querer,
las mismas situaciones,
en las que me veo sumergido
solo por el placer de hacerme carne fértil

(objeto bendecido por el indecoroso sortilegio de la vida austera bajo la mano de un Dios que no hace más que observar sin que nosotros dejemos que viva).

Y aquello que alguna vez supuse
se pierde
en lamentaciones, y misterios,
que están ligadas a un acto inerte
y a todo aquello que nos hace sentir lejanos...

Teodoro Duarte

sábado, 16 de abril de 2011

Punto de infracción: El limbo


Yo sé que nunca tuviste alas.
También sé
no supiste morir,
dejando atrás toda la hipocresía.

El sol explota en la noche,
quizás mañana renacerá.
No sé si eso es lo que importa ahora.

Más de una vez
pudimos ver el espacio
y nos quedamos con sensaciones
irregulares e infinitas,
llenas de magia y espanto,
hoy es constante el resplandor de tus ojos.

Creo que alguna vez fuimos eternos.
Todo es parte de la misma duda sideral
y nosotros nos ahogamos con tan poco

¿No crees que el océano es demasiado extenso?
¿En dónde encontraste paz?

Sentimos el peso del vacío sobre nuestras cabezas,
aplastándonos y dejándonos sedientos de estrellas.
Hoyos negros trascurren entre nuestros ojos,
será cuestión de creer, ya no hay escapatoria,
y estamos tan cansados, se nota en nuestras caras.
Qué aburrida es tu idea de la vida,
con saltos y juegos,
creyendo que no existe nada más que eso.
Intentando escapar de la realidad,
ya no sos más que lo mismo de ayer.

Las luces se prenderán una vez más,
recibirás todo aquello que soñaste
y dejarás de ver las estrellas.

En ese momento, sabrás que no vuelas,
tus alas nunca existieron.
El impacto es cuestión de tiempo...

Teodoro Duarte

domingo, 10 de abril de 2011

The black man and the white cat

Escribe sentando
cada vez más al borde de su tiempo.
Mira su reloj cada cinco segundos,
sabe que no va a llegar a su entrega.

Ve a su gato negro orillarse,
mirando hacia el suelo,
en la punta de la mesa que lo sostiene.
Y piensa en aquella mujer.

Se levanta mientras observa.

En este momento siente
que es parte de la calle.

¡Ni un paso más!
Su corazón ya no resiste sus intentos
por buscar salidas.

Sabe que su tierra no cambia por la erosión,
y la de los demás le cae pesada.

Su mundo nunca fue una burbuja
y sigue sin tener forma plástica,
está orgulloso de que sea así.

Mira por doquier y recuerda a sus hijos,
ellos ya grandes, trabajadores y estudiantes,
cae una lágrima con sus recuerdos.
Está cansado de extrañarlos y no conocerlos.

El ruido del gato al caer es muy suave
y lo saca de su trance.
Es hora de terminar, recuerda.

Se sienta nuevamente,
mira a su alrededor y se encuentra solo,
ya todos se fueron. Enfurece.

Grita e insulta, quiere morir.

Arranca la piel de su rostro poco a poco,
desgarrándola.

Hoy no es tiempo de arrepentimientos,
para él, nada es vuelta atrás.

Es desterrado de su asiento por una energía
que nace en su interior y lo perturba.
Su gato salta por la ventana, él lo ve.

Sabe que están en un tercer piso,
sin pensarlo, intenta atrapar al felino
y salta tras él...

Teodoro Duarte



jueves, 31 de marzo de 2011

Noches púrpuras

Todos somos esa piedra
que vuela, e impacta
en la cara lavada de Dios.

Necesitamos que la lluvia
nos llegue hasta los pies,
y nos alivie.

Ella pagó su pasaje a la eternidad
antes de tiempo,
y tenía caducidad próxima.
Lamento ser tan egoísta.

Hoy el viento sopla fuerte,
qué agresivo es el momento.

Canciones rotas en lágrimas de sangre,
luces que encienden ojos,
distancias intocables,
de días intachables.

Más de un perdón
prescripto
en el rincón
donde todo es cicatriz.

Hoy no queremos un Dios que guíe,
necesitamos los milagros.
Necesitamos espontaneidad.

¿Cuan oscuro es tu corazón?
¿Quién es aquel que lo mide?

Dejá de correr y refugiate
en el limbo, mi eternidad.
Convierte en ese día
lleno de orquídeas volando,
ese día en que el olor del sol
está presente en la nada.

Las noches púrpuras se acercan,
y ya no queremos huir hacia el ocaso.
La guerra se acerca,
y las piedras están en el aire.

Matame mil veces si es necesario,
yo moriré en alguna de ellas...


Teodoro Duarte

sábado, 26 de marzo de 2011

Remordimiento

No es necesario explicar
por qué te odio.
Ya sabés de que se trata,
no podés mirar para otro lado.

Todos sabemos de tu miedo
a perder
lo poco que te queda,
que sos vos, te recorre
una vez más.
En cada instante.

También, a veces
nos enteramos de tus intentos
por quitarte la vida.
Cambiarías tus huesos
para olvidarlo todo,
por olvidarlo todo.

¿Alguna vez fallaste un disparo?

Los ángeles vienen a buscarte,
está vez no van a perdonar
y nunca lo harían con vos.

Sé que hubo veces
en que quisiste matarme,
pobre iluso,
arrepintiéndote de todas ellas
me conociste.

¿Cuántas lágrimas pudiste evitar
estos últimos años?

Nunca podrás dejar de desgarrarte,
una vez más necesitarás perdón
y estarás lejos para escucharlo.

No sos más que un cuerpo
respirando, sin vida.
Esperando el momento
en que todo acabe,
ese momento que nunca llegará.
Sos parte de la nada, y la nada
siempre está.

Hoy más que nunca,
no podrás desaparecer...

Teodoro Duarte

jueves, 24 de marzo de 2011

No te vayas

A Jezabel Nahir Zárate Pacheco (Mi hermana)



Hoy, tomando tu mano
busco aferrarte a mí.
Que te vuelvas parte
de los nuestros,
que no te alejes más.

Te agarro con fuerza,
intentando que no te vuelvas
parte del tiempo.
Hoy quiero que te quedes.

Hoy te quiero cerca,
te quiero sonriendo,
mirando hacia la vida.

Hoy te extraño más que nunca
cuando mis lágrimas se vuelven carne,
espero tu llegada. Inocentemente
veo a la puerta.

Quiero que aparezcas
como un haz de luz
y te instales en mi hogar,
abrazarme y sentir el calor
de tu rostro en mi pecho.

No te vayas,
hoy más que nunca te lo pido.
No te vuelvas parte del tiempo...

Teodoro Duarte

domingo, 13 de marzo de 2011

Celeste sobre el cielo

Matamos en nombre de Dios
o por el dinero.
Matamos porque somos miserables.
Matamos para sentirnos parte del mundo,
y seguir invictos de él.
Matamos para cargar
con la culpa de una vida.
Matamos porque morimos,
y nos mata tener que esperar la muerte.
Matamos porque nos enfrentamos a la selva.
Matamos porque somos muertos sin tumba.
Matamos con el gusto de la victoria en nuestra piel,
y nos dejamos matar porque somos esclavos de la vida.
Matamos porque no nos gusta lo que enfrentamos día a día,
y queremos ser parte de los que pueden dejar de matar.
Matamos por supervivencia,
para no ser tragados por el limbo
de nuestros recuerdos que no paran de seguirnos,

y nunca dejaremos que nos alcancen.

Somos muertos que buscan más que vida.
Somos aquellos que buscan ser más
de lo que podemos aspirar.
Somos los que piden limosna al cielo
y son escuchados en la tierra.
Somos los que reciben golpes antes
que la sonrisa del diablo.
Somos los que inundan de rituales las noches.
Somos los que lloran por sus heridas internas.
Somos los desterrados,
que nunca podrán sentir la mano amiga,
los que dejaran de vivir cuando dejen de ser vistos.
Somos los que nacemos porque sí
y morimos por el mismo motivo.

Somos los que no saben quienes somos...


Teodoro Duarte

martes, 8 de marzo de 2011

Malas noticias

"Hoy
es tiempo de morir"
repetí una y otra vez
mientras miraba ese reloj
lleno de polvo y segundos.

Las horas convirtiéndose,
me dejan levitando
bajo estrellas negras
en un firmamento cadavérico.

Apartando mi cara del alba,
perteneciendo a las necesidades
y tan esclavo de mi carne.

La luz se desvanece
entre las persianas.
Los transeúntes se refugian,
es tiempo de la noche.

Soy parte de estos ritos piaculares.

Según rumores,
hoy el sol explotará la cabeza
de todo aquel que lo sienta.
Aunque el día esté ahí,
ya no hay pánico en mi interior.

Las piernas de las mujeres olvidadas
y su encanto al llegar el alba y retirarse.

Hoy estoy ajeno a las noticias,
ya nadie muere porque sí.
Hoy es tiempo de mirar hacia adelante,
me digo.

¿Qué es lo que busca el enemigo?
¿Quién es ese enemigo?

Las noticias vuelan cuando estoy despierto.
Estoy sumergido en el néctar de mi letargo,
y no soy más que pensamientos.

Hoy las noticias vuelan.
Yo no puedo escucharlas...

Teodoro Duarte



domingo, 20 de febrero de 2011

Alaridos

La puerta golpeó
con fuerza detrás nuestro
y no era significante.

La llevo con fuerza
hacia la pared,
como a empujones.
Ella impela, sin resistirse,
intenta desgarrar mi ropa
mientras me besa y camina
hacia atrás, hasta arrinconarnos.

Nos besamos apasionadamente,
con una intensidad salvaje,
mientras nuestras manos
nos recorren, examinantes.

Siento el fulgor dentro de mi,
y el calor que emana de sus poros.
Introduzco mi mano, lentamente,
rozando interiormente
con sus vellos púbicos, y exteriormente
con la costura de su jeans.

Aleja su cara de la mía,
arrastrando con ella mi labio inferior,
aquél que se mueve para besarla sin parar,
lo estira hasta que acerco mi rostro.

Mi palma sobre su pelvis,
apretada por la costura de su pantalón.

Mi dedo cordial roza
sus labios superiores, suavemente,
a destiempo con el movimiento
del resto de mi cuerpo.
Su respiración es más agitada,
va en crecimiento,
como queriendo expulsar el fervor
de su interior. Jadea,
babea
y gime.

Su cuerpo se pone tenso,
en un movimiento brusco arranca
la remera de mi tronco
sin quitar esos ojos lujuriosos
de mi campo de visión.

Nos desnudamos instintivamente,
como si un acto natural y milenario
se haya apoderado de nuestras vidas.

Su cuerpo, y el mío, están impulsados
por nuestras palpitaciones, imantados,
como dependiendo de todo aquello
para subsistir.

Con un movimiento dinámico,
similar al de un rayo, seguro de si,
poso mi mano derecha sobre su nuca
y la mano izquierda sobre su culo blanco
como el alba. Un salto demuestra
su grado de excitación, fue sorprendida.

Aprieto su cuerpo contra el mío
y la levanto centímetros.

Nuestros cuerpos arden,
transforman el ambiente.

Nuestras miradas lucen seguras,
sabemos que es todo esto,
no existe nada que nos atormente.

Muevo
gentilmente
mi
pelvis,
en
dirección
a la suya.

La penetro y siento
el paraíso en mi
por un instante.
Vuelvo a ser hombre.

Cogemos con total naturalidad,
la veo gemir, y me excito más, y más...
...Ella ve lo mismo en mí.

Estamos convertidos en sudor,
y risas,
llenos de deseo y ambición.

Mis ojos se tornan nublados,
ella no deja de mirarme, y yo no bajo mi mirada.
Las sensaciones se apoderan de mí,
me tiemblan las piernas, quizás se duerman,
siento el poder de mi erección
en el final de mi glande.
Ella se convulsiona, los gemidos se vuelven
más rápidos y cortos,
nos miramos fijamente y sonreímos.

Sentimos como nuestros cuerpos reciben
(en el mismo momento, sin diferencia alguna)
la descarga eléctrica del orgasmo.

No dejo de besar su cuello mientras me relajo.
Ella acaricia mi espalda con la suavidad necesaria.

Nos agradecemos mutuamente...

Teodoro Duarte

martes, 15 de febrero de 2011

Sueño egoísta

No es momento para lágrimas
era lo único que pensaba
al verlos agonizar por el hambre.

Miré para otro lado
buscando huir de este horror
y lo único que percibo
es un desierto de cadáveres.

Una ruptura en la pared,
un posible escape,
un hilo de luz en el túnel ciego.

Las paredes eran gigantescas,
uno no podía ver su fin desde abajo.
Su gris,
y el moho -al principio de ellas, contra el piso-
nos mantenían mareados y distantes.

Desde hace días que estoy acá,
el sol lo determina así,
vomito sin cesar por la pestilencia
que emanan los muertos.

Todavía tengo energías,
en el piso hay partes
de hierros entre los huesos,
voy a tomar uno de ellos
y crear mi salida.

Mientras camino,
y tropiezo,
siento manos aferrándose
a mis piernas.
Gemidos de dolor, quejas
eternas.

Sigo
caminando
en dirección
a mi fuga,
entusiasmado,
sudando
por
la
euforia...

¡ALGO QUEMÓ MI PIERNA DERECHA!

Una bala,
desde lo alto de una torre,
perforó mi peroné y me hizo caer
con la pierna destrozada.

La sangre se va a chorros
y se sumerge en el moho
del piso y las paredes.

Estoy perdiendo fuerzas.
Soy el próximo en morir.
Siento como me sumerjo de a poco.

Me desmayo.

Mi escape se va,
drenado con mi sangre.

No hay nada que me saque
de acá, estoy atrapado
hasta que muera
después de
una larga espera.

Una mano me despierta,
mi cuerpo está muy frío.

Mi fe -hace años perdida-
no me alcanza para
las últimas suplicas.
Ellos van a comer mi carne,
están hambrientos
y hoy seré más
que una persona egoísta...


Teodoro Duarte

martes, 8 de febrero de 2011

Cicatrizar


Una bala certera
según dijeron,
yo no estoy seguro.

Jamás estoy seguro de algo.

Hace días que veo
esa cara en mis pesadillas.

Sus ojos hinchados,
una sonrisa de labial,
el rumor rojo en sus mejillas.

¿Por qué lees si no te gusta?
¿Qué te lleva a querer recaer en mi?

Todas las mañanas me despierta
el mismo grito desgarrado.
El sudor corriendo por mi cara,
la almohada mojada,
las sabanas volcadas sobre el suelo.

¿Cuántos gritos vas a dar antes de escuchar?
¿Qué es lo que te lleva a odiarme?

Durante el día,
después de mi primera ducha,
huelo la pesadez del silencio
que la inundaba.
(Vuelve una y otra vez)
Y la busco sin cesar, a empujones.

¿Para qué querés que te compare?
¿Por qué te vas? ¿Qué dije?

Por la tarde
su imagen va desapareciendo,
dejándose aludir por la muerte del sol
dando lugar al vacío de sus pasos.
Uno tras otro,
voy escuchando como los dio,
cuando recorría por última vez ese callejón
conmigo detrás,
mirándome fijamente.

¿Tenés miedo? ¿Por qué me mirás así?
¿Alguna vez te hice daño?

En la noche siempre cuento
la misma historia que me hace sentirla viva,
corriendo delante mio (como la última vez)
gritando, resbalando, entrando en la niebla.

Todavía puedo sentir
el cuchillo atravesando su pecho,
sus uñas sobre mi piel rasgando,
sus lágrimas chocando contra mis brazos...

Las marcas que me dejó
y no puedo cicatrizar...


Teodoro Duarte

miércoles, 19 de enero de 2011

Perro solo





Amanecí roto
nuevamente,
mojado
por la lluvia
que el sol matutino
evapora
e inunda en sed.

El día comienza,
los autos y sus bocinas,
la luz en mi cara,
los transeúntes y su neurosis,
los golpes y corridas.

Aún no termino de recordar
que me sucedió anoche,
alguien me habrá golpeado.
Este dolor en la costilla
no me deja respirar con fluidez.

Nadie conoce mi nombre,
todos saben de mi dolor,
y no existe quién me oiga.

La desesperanza me invade
día a día, caminando
entre miradas indiferentes.

La posibilidad de morir está
en muchos momentos de mi día,
de mi noche, de mi vida.
Ya no sé si quiero escapar de eso.

Tengo hambre,
como todos los días
aplaca mi ser,
busco algo que comer.
Más de una vez sufrí un golpe
por intentar comer
lo que ellos desechan,
todavía no entiendo el por qué.

No recuerdo cuando nací,
sólo sé que desde que lo hice
estoy vagabundeando,
de aquí para allá,
corriendo para no ser asesinado.


Mi vida es insignificante
para muchos,
y es lo único que tengo.

Espero seguir
hacia el camino correcto...


Teodoro Duarte.

lunes, 10 de enero de 2011

Octubre (Átame al respaldo de tú cama)

Prometo gemir
de placer
y dejar el dolor
de lado.

Mis ojos
llenos
de lágrimas
por la excitación,
dejaron el temor atrás.

Deseo que me domines,
atado
al respaldo de tu cama
viendo
como tu navaja
oscila
encima
de
mis
bragas.

El infierno
se apoderó
de nosotros
esta noche, y
me siento
en el paraíso
ligado a tus ojos
enfrentados
a los míos,
atrayéndose
por la profundidad
de las pupilas
dilatadas.

Ruego penetrarte
mientras
estás dominándome.
Me alejas
con tu mano derecha
sobre mi
pecho galopante,
siento el calor
que ofrecen
tus dedos.

Veo tu tez blanca
sobre mi oscura piel
y siento
el ocre del ocaso
plasmado entre
nuestros torsos
desgarrados
de fogosidad.

Mis muñecas sangran,
mis brazos están exhaustos,
mis ojos dejan caer lágrimas.

El fulgor
nos acorrala
en el callejón
de nuestro sexo,
los labios en fuego
se unen y estrellan
entre su salvia
llena de regocijo.

Me extravío
en el roce,
te penetro sin mesura.

Veo tu cara, gimiendo,
inundada de placer.

Nos
hacemos
carne
y fuego,
nos consumimos en el ser.

Somos eternos,
mis poros sangran...

jueves, 6 de enero de 2011

No festejamos victorias

Pasó tiempo ya,
la guerra hizo
estragos
y se fue.

Las bombas
frías y almacenadas.
Los chalecos
son usados para galas,
ya todo descansa
y deja de morir.

Años enteros
nos han dejado
sequías y hambre.
El sur no existe,
y nuestro Dios
nunca mostró su sonrisa.

Nuestra realidad
es nuestras mentiras
"Pudimos haber muerto todos",
se repite una y otra vez,
aterrados de pensar en desaparecer
buscamos refugio en nuestras voces.

Todavía huelo
el pestilente perfume
que emanan los cadáveres.
No podemos celebrar
las bajas de nadie,
pero estamos contentos
de vivir, y seguir vivos,
llorando a los que ya no están.

Aunque nuestras esperanzas
sigan sangrando,
seguimos parados
viendo los dibujos
en las paredes destruidas,
cargados de lágrimas
y cayos perpetuos
en nuestras almas.

Hace tiempo
nuestras heridas
fueron cerradas,
las cicatrices se hicieron carne...


Teodoro Duarte