martes, 30 de agosto de 2011

Mutaciones, inecuaciones.

I

Te juro Doncella mía
(Y tan tuya)
los ángeles cogen
y lo hacen de forma maravillosa.

Saberte tan cercana a ellos
hace de mí un torrente de suspiros,
transcurriendo ambiguamente
como aquel pájaro
que intenta surcar los cielos siderales
y nadar en el espacio.
Desnudo en su integra alma.

Tus cabellos rubios son mis alas,
que se agitan altivas en su magia
y nos volvemos aire, reencarnando.
Brotamos sonrientes en el verde
¡Estamos vivos, Amor!

II

Alcanzamos las estrellas
en el roce crítico de nuestras pieles
llenas de perfume sexual.

Volvemos al mar donde
nacieron ocasos despertares, luminosos
que nos frecuentan en la noche
mientras las sábanas hacen de cielo
y nos transforma en peces
volando dimensiones plegadas
en cada centímetro de nuestro Ser.

Cediendo obsecuentemente
ante lo sutil de los gustos nuestros
desalineados sobre los que navegamos
ritmos imantados

Quebramos distancias cortando el aire,
naturalmente nos llenamos de ansias
y caminamos, sin sendero, en la oscuridad...


Teodoro Duarte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es tan hermoso leer cada palabra tuya

Matias Berrondo dijo...

Dani, a veces, te amo.