Alma errante,
sombra penante.
Amante de un espejo
que no lo refleja.
Sumido en el polvo,
está parado y busca ayuda.
Exteriorizando sus adentros,
explota y revive en ella.
Vertiginosamente intenta salvarse.
Empuja desde afuera.
Inhala el humo de su muerte,
Está cerca de todo.
Embarazado de tristeza,
se cree inútil... Y lo es.
Conjuga oraciones al viento,
en busca de respuestas.
Espera encontrar esa voz amiga.
Buenos Aires reprime sus lágrimas.
Llega el otoño.
Noviembres,
que fueron fiestas,
hoy son inviernos. Lejanía.
Mallea, oscuro y extraño,
mentor de pocos.
Lee mis comas,
todas son "Yo",
y "Voz".
Salúdenlo,
está muerto hace días.
Todavía no sé da cuenta...
Teodoro Duarte