miércoles, 30 de septiembre de 2009

Desvelado

El ocaso golpea mi cara,
Una voz atónita de ser.
Llamadas que se pierden,
mi ser busca tu luz.

De repente de las sombras,
Emerge ese fulgor, inmovilizado.
Mensajes en el recuerdo de antaño,
comensales gustosos de vida.

Una luz rodea mi alma,
Una luz negra y sin ansias.
El alba se esta alejando.
Un fuego ardiente, se ha evaporado.

Vidrios rotos en el piso,
Pisadas que no pueden borrarse.
Sentidos alerta, peligrosamente.
Esperando el momento de sentir.

Un rojizo en mis mejillas.
Razonando una moral impura.
Cansancios de desvelos…
… cruzadas de pasión y dulzura…

martes, 29 de septiembre de 2009

La vaga idea de la existencia pasatista


Me sentía un tanto enfermo y un tanto apático hacia lo que sentía. Tenía congestionado mi pecho, necesitaba poder respirar. El humo de mi cigarrillo me caía pesado, estaba haciendo que el aire se torne más denso.
Tenia el control del mundo en mis manos, miro por una ventana. Veo hacia la calle, mi cabeza inclinada llena de gotas de transpiración ocasionadas por la fiebre, veo como la vida transcurre como un círculo un tanto ovoide y sin uniones. Las gotas otorgaban el frío que necesita mi cuello. La gente en las veredas se esta acarreando a empujones. Se comportan como bestias e inclusive, son una especie de animal solitario que necesita apurarse para que su presa no termine por pudrirse ante el sol de un cielo africano en el medio de la nada.
Las calles se colorean en un naranja propuesto por el sol cerca del asfalto, otorga a mi visión una llama amarilla sobre las pupilas inherentes, que se posan sobre mis ojos cansados de aniquilarse desde adentro. Los transeúntes se me hacen muñecos que circulan con un vaivén frenético, entre zigzag, que experimentan para no pasarse por encima.
Siempre me pregunto por qué no conoceré la cara de la persona que me trae la comida, puedo ver su silueta pero su cara me es ajena. Camina hacia mí, como si me mirara, pero no la veo. Incluso intento tocarla, se que es ella, su silueta lo demuestra, pero nunca he podido. Desde que estoy acá lo único que hago es experimentar un hermetismo unipersonal, no me deja vivir. Las puertas, están abiertas, yo lo se, pero mi cuerpo pertenece aquí. No puedo saltar por la ventana, no existe más que el vacío bajo ella. No quiero que el sol llegue a mí sin pasar por estos cristales, lo neutralizan para que no pueda quemarme.
Reconsidero que es más fácil vivir sin amor que morir sin pena. Esta pieza de cemento tiene todo lo que yo necesito, mi alma es prisionera ante la belleza de una mujer. Se instalo allí desde el día en que pude dar con su humanidad, creo que nunca podré mirar al sol sin percibir su presencia. Necesito conocer a la persona a quien amo, no puedo salir ni ella entrar ¿Como haré? Es tan oscuro el placard cuando uno lo mira desde adentro. Incluso si saliera como podré comunicarme con ella, no recuerdo si alguna vez me comunique con alguien.
Yo se que si salgo de esta habitación, el mundo que yo considero, va a desaparecer. Todo depende de mí, tengo que estar observando para que ella no desaparezca y las cosas sigan su rumbo. No puedo dejarme vencer por un sentimiento tan primitivo como es el amor. No tengo que dejarme vencer por nada. Necesito que este mundo siga con vida y ellos dependen de mí, ella depende de mí…

Sabia decisión

Sabía que ese era el último cigarrillo que iba a fumar, intentaba degustarlo como tal. Hoy no era un día tan hermoso, creía que iba a ser diferente, soñé que iba a ser diferente. Considero que todavía no desperté, pero el sol hace rato que golpea en mi cara.

Mi cigarrillo se está consumiendo muy lentamente, mis pitadas cada vez se hacen más esporádicas y suaves, como aquella brisa que roza mis labios cada vez que empujo el humo desde mis pulmones.

Hubo noches en las que no pude dormir y días en los que no pude despertar, esto difiere a eso. Me siento tan cansado y las colillas no desaparecen, creo estar dormido, pero ¿Cómo hago para despertar? Acaso, ¿No podré despertar? Intentaré hacer cosas que solo en un sueño existirían