era lo único que pensaba
al verlos agonizar por el hambre.
Miré para otro lado
buscando huir de este horror
y lo único que percibo
es un desierto de cadáveres.
Una ruptura en la pared,
un posible escape,
un hilo de luz en el túnel ciego.
Las paredes eran gigantescas,
uno no podía ver su fin desde abajo.
Su gris,
y el moho -al principio de ellas, contra el piso-
nos mantenían mareados y distantes.
Desde hace días que estoy acá,
el sol lo determina así,
vomito sin cesar por la pestilencia
que emanan los muertos.
Todavía tengo energías,
en el piso hay partes
de hierros entre los huesos,
voy a tomar uno de ellos
y crear mi salida.
Mientras camino,
y tropiezo,
siento manos aferrándose
a mis piernas.
Gemidos de dolor, quejas
eternas.
Sigo
caminando
en dirección
a mi fuga,
entusiasmado,
sudando
por
la
euforia...
¡ALGO QUEMÓ MI PIERNA DERECHA!
Una bala,
desde lo alto de una torre,
perforó mi peroné y me hizo caer
con la pierna destrozada.
La sangre se va a chorros
y se sumerge en el moho
del piso y las paredes.
Estoy perdiendo fuerzas.
Soy el próximo en morir.
Siento como me sumerjo de a poco.
Me desmayo.
Mi escape se va,
drenado con mi sangre.
No hay nada que me saque
de acá, estoy atrapado
hasta que muera
después de
una larga espera.
Una mano me despierta,
mi cuerpo está muy frío.
Mi fe -hace años perdida-
no me alcanza para
las últimas suplicas.
Ellos van a comer mi carne,
están hambrientos
y hoy seré más
que una persona egoísta...
Teodoro Duarte
2 comentarios:
IMPRESIONANTE, PERO REAL SI SE PIENSA
Un saludo!
"Estoy herido,
estoy quemado.
Voy en camilla
por el Salaberry"
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