bajo el silencio de las montañas,
inclinándose para no ser visto
por los ojos de la luna.
Tome el camino más oscuro
y no dé dos veces el mismo paso.
No mire hacia atrás.
No deje de mirar el suelo,
todo llamará su visión
y usted será atraído.
Lobos perseguirán su carne,
usted desesperará
y llegará el sol.
El sol derretirá sus lágrimas,
hervirá su sangre y lo hará parte del día.
Se convertirá en luz,
irradiará con la fuerza de la vida
y despejará de toda impureza.
Entonces pasarán años por tu rostro,
creando surcos de madera,
donde tus llantos crearán ríos.
Esparciendo toda la sal por tu cuello
intacto de placeres,
ahogándote en la misericordia
contracturada de un Dios infiel.
Vivirás muchos años
estático entre la maleza del bosque,
no tendrás escapatoria
en aquel momento, ni siquiera en éste...
Teodoro Duarte
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